HISTORIA
DE
UN
PIROPO
Etiqueta.- Mariano Padilla Bayonas
NOTA
DEL AUTOR
Cuando
terminen de leer la historia que les voy a relatar a continuación, a
algunos de ustedes tal vez le resulte graciosa, a otros por el
contrario les parecerá un relato ordinario y lo consideren
de mal gusto, será graciosa u ordinaria, lo que ustedes quieran, no
lo se; lo que si es cierto es, que es (valga la redundancia) un caso
verídico, por consiguiente lean y después juzguen en consecuencia.
oooOooo
Pues
si,
como
de
costumbre
salí
a
pasear
aprovechando
el
frescor
de
la
mañana;
era
agradable
caminar
a
esa
hora
y
no
con
el
agobiante
calor
del
mediodía.
Caminaba
por
una
céntrica
calle
cuando
vi
acercarse
aquel
monumento,
aquella
mujer,
era
alta,
morena,
delgada,
con
su
larga
melena
color
azabache
descansando
sobre
sus
hombros
y
por
si
esto no
fuera
suficiente,
encima
era
preciosa,
una
belleza...
en
fin
lo
que
se
suele
decir
en
estos
casos,
era
una
mujer
de
… ¡ bandera
!.
Al
llegar
a
mi
altura
no
tuve
mas
remedio
que
pararme,
me
detuve
y
volviéndome
fui
siguiéndola
con
la
mirada;
si
por
delante
era
preciosa,
por
detrás
era
divina:
esa
espalda
perfecta,
cintura estrecha, con
una
retaguardia
en
forma
de
ánfora
y
unas
piernas
largas
y
rectas
que
embutidas
en
aquellos
zapatos
de
tacón
de
aguja,
marcaban
un
contoneo
que
obligaba
a
la
gente
volver
la
cabeza
para
admirar
tanta
maravilla; no
me
pude
contener,
no
se
como
ocurrió
ni
tampoco
como
surgió
de
mi
boca,
solo
se
que
se
me
escapó
la
frase
y
le
dije:
¡ NENA,
ESTA
MAS
BUENA
QUE
UN
BUEN
CAGAR
!
¡ Se
paró
en
seco
!, parecía
como
si
hubiera
tropezado
con
una
pared...
se
volvió,
sus
ojos
echaban
fuego
y
acercándose
a
mi
me
dijo:
Es
usted
un
grosero,
un
mal
hablado
y
demuestra
no
tener
la
mas
mínima
educación
al
decir
tal
cosa;
debería
darle
vergüenza
ir
por
el
mundo
diciendo
tales
frases
¡ grosero
!, pero
en
fin
en
este
mundo
tiene
que
haber
gente
para
decir
esa
clase
de
groserías;
gente
para
todo.
La
verdad
es
que
me
dejó
seco,
no
me
dio
tiempo
a
reaccionar
pues
a
ser
sincero
no
me
esperaba
esa
respuesta
y
creo
que
la
frase
no
merecía
tal
reacción
pues
al
fin
y
al
cabo
solo
era
un
piropo,
piropo
algo
raro
pero
eso,
un
piropo.
Cuando
vine
a
darme
cuenta
ya
se
perdía
a
lo
lejos
su
esbelta
y
frágil
figura.
A
algunos
viandantes
que
pasaban
por
mi
lado
les
apareció
en
la
boca
una
socarrona
sonrisa;
fui
en
ese
momento
el
hazme
reir
de
la
concurrencia
y
deseé
que
me
tragara
la
tierra.
No
sabían
que
quien
ríe
el
último
es
el
que
ríe
mejor,
como
así
sucedió.
Me
explico
y
ahora
viene
el
final
de
la
historia;
pasaron
los
días,
transcurrió
un
mes
aproximadamente
desde
aquel
lamentable
encuentro,
cuando
en
la
misma
calle
y
a
la
misma
hora,
¿ a
quien creen ustedes que veía
acercarse
?, ¡ sorpresa !, ¿ me
engañaba
la
vista
?, ¡ si
! Era
la
misma
morena,
aquella
mujer
de
bandera
que
me
sacó
los
colores
aquel
día
y
esta
vez
tenía
que
procurar
no
decir
nada,
que
trabajo
me
iba
a
costar
pues
no
había
mas
que
verla...
así
que
procuré
pasar
desapercibido
observando
los
libros
que
había
expuestos
en
el
escaparate
de
una
conocida
librería.
Pero
no
fue
así,
se
ve
que
me
recordaba,
a
mí
y
aquel
momento
porque
al
llegar
a
mi
altura
se
detuvo,
me
miró
fijamente y
dirigiéndose
a
mí
me
dijo:
(enseguida
me
puse
en
guardia
pues
esperaba
lo
peor,
una
continuación
o suma
y
sigue
de
aquel
nuestro
primer
encuentro,
pero
no...)
Señor,
seguro
que
se
acuerda
de
mí
y
quiero
pedirle
disculpas
por
la
contestación
que
le
dí
aquel
día;
le
ruego
que
me
perdone
pero
resulta
que
ese
día
regresaba
de
la
consulta
de
mi
médico
y...
¡ me
explico
!, en
aquellos
días
estaba
padeciendo
de
estreñimiento
y
lo
que
mas
ansiaba
era
llegar
a
casa
cuanto
antes,
irme
al
baño
y
ver
si
conseguía
arrojar
todo
lo
que
llevaba
dentro...
así
que
me
senté,
puse
mis
puños
a
la
altura
de
mi
rostro
y
empecé
a
apretar
y
a
apretar...
pero
nada,
lo
único
que
conseguí
que
me
salieran
fueros
dos
lagrimones
como
garbanzos
de
tanto
esfuerzo...
¡ unos
sudores
que
afloraron
en
mi
frente...
¡ mi
cara
roja
como
el
tomate
de
tanto
apretar
!, ¡ de
tanto
esfuerzo
y
de contener la
respiración
!... y
así
una
y
otra
vez
hasta
que
se
oyó
aquel...
¡¡¡ ploooof
!!!, ¡ Ay
que
gusto
!, ¡ que
alivio
!, ¡ que
descanso
!, ¡ que
delicia
!... todo
lo
que
se
pueda
decir
y
mas
es
poco,
y
en
ese
preciso
instante
recordé
y
comprendí
el
significado
de
su
piropo...
el
mejor
piropo
que
me
han
dedicado en
mi
vida.
Desde
entonces
aquella
“morenaza”
y
yo
somos
los
mejores
amigos
del
mundo.
OTRA
NOTA
DEL
AUTOR.-
No
se
precipiten al juzgar como
la
“morenaza”
y
digan
que
esta
historia
es
una
ordinariez
y
de
mal
gusto,
está
basada
en
hechos
reales
y
a
los
incrédulos,
¡ ojo
! que
les
podría
suceder
algún día lo
que
a
los
protagonistas
de
esta
historia
y
entonces
lo
comprenderían
y
no
opinarían
lo
mismo,
como
opinó
la
morena
en
un
principio.